El Ágora de Alhaurín

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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La nueva normalidad, ¿quién hace política con los fallecidos del COVID19?

Los críticos acusan al gobierno de haber dejado desprotegidos a más de 50.000 de sus empleados sanitarios, por no haberlos dotado con el material de protección necesario…

La nueva normalidad, ¿quién hace política con los fallecidos del COVID19?

Algunos seguimos en la fase 1 del estado de alarma, otros en la fase 2, según los graciosos criterios de los “expertos”. Por lo visto, todo es cuestión en que comunidad gobierna según que siglas y del peso de las mismas, aunque, visto lo visto, casi es mejor quedarse en la fase 0. En algunos sitios se ha salido en manada y han arrasado con toda la cerveza que había en los locales. Si la Guardia Civil se hubiese puesto hacer control de alcoholemia, a más de uno lo confinan en el hotel de las rejas. 

Seguimos con unos números de contagiados y fallecidos que no hay un portavoz que sea capaz de dar unas cifras aproximadas… o si, pero que no hay forma, ni con el mejor sacacorchos, de que digan cuántas personas han fallecido en las residencias de ancianos, San Pedro negó a Jesucristo tres veces, el portavoz Simón y el ministro Illa, lo han hecho en trece veces el negarse a decir el número de fallecidos. ¿Será por motivo político?

Y tenemos encima otra pandemia, los bulos, a caballo entre la sanitaria y la económica. Necesitamos consumir un bulo más que un café con churros. Los tenemos de todos los colores y de cualquier pelaje, y la correa de transmisión que son las redes sociales, los promociona con sus más feroces hooligans, no se recatan a la hora de vomitarlos. Todos hemos consumido y alguna vez hasta, le hemos dado verosimilitud, están los que en redes sociales toman la postura del gobierno, de su partido, o de sus preferencias políticas. Pierden cualquier atisbo de objetividad y hasta de sentido común. Se vierten comentarios de lo más disparatados, desde menospreciar con los epítetos más descalificante hacia los políticos de signo contrario, haciendo referencia desde el físico, hasta el intelectual. 

Aunque los mayores bulos los emite el gobierno, sus ministros y sus portavoces Sánchez, Montero, Illa, Calvo, Calviño, Iglesias, Echenique, Garzón. Algunas muestras, Madrid es el punto cero, por su negligencia y por su desastrosa red sanitaria (102 hospitales públicos y privados a disposición de la consejería de salud, más hoteles medicalizados, o el hospital de Ifema con sus cuatro mil camas) las contradicciones de la ministra Montero, con sus compañeros Iglesias, Abalos o Illa, o Garzón y Abalos, menospreciando una de las industrias que más aporta en trabajadores y dinero a las arcas del estado, Echenique, que mezcla bulos con mentiras, para que la realidad no estropee sus verdades y así pasando por la oposición y por la oposición de la oposición.

Pero la otra pandemia que ya tenemos sobre nuestras cabezas es la económica, que no sabemos cuántos de nosotros quedaremos atrás, la sanitaria la vamos conociendo a medias y lamentablemente ya han quedado atrás más de 40.000 personas. Lo único real hasta hoy, es que la gestión es más que mejorable, por parte del gobierno y de los ciudadanos. Ahora se pone sobre la mesa la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica de España. Viendo quien la preside y los integrantes de la mesa y los sectores que no están representados, el futuro no es el más halagüeño, pero pronto o antes veremos qué medidas toman, yo no tengo la menor esperanza de que surjan resultados positivos –creo que ellos tampoco-.

Ahora estamos en la fase de echarnos en cara de quién son los muertos y quién hace más política con ellos ¿el gobierno, la oposición, la calle, los empresarios, la prensa? Es hora de las justificaciones, unos alabando la gran gestión y la cercana victoria que el gobierno conseguirá contra el virus y los otros criticando la enorme derrota a la que el gobierno ha llevado a España con más de 28.000 fallecidos oficiales y más de 40.000 los no oficiales. El debate está servido y en la calle. El presidente Sánchez se autoconvence de que sus medidas fueron en tiempo y forma (14 de marzo) los opositores le acusan de que no siguió las recomendaciones de la OMS que desde enero avisó de la crisis sanitaria. A principio de marzo el gobierno alentó reuniones masivas y sin tomar la menor medida de protección, salvo algunos/as con información privilegiada –y aun así se contagiaron-. El portavoz Simón seguía minimizando el riesgo (ahora se sabe que no se recomendó el uso de mascarillas porque no se tenían, según ellos).

Los críticos del gobierno les echan en cara su inacción por hacer política en esas semanas y que las consecuencias son el número de infectados que se podrían haber evitado. Los partidarios de las acciones del gobierno critican ahora a los que se manifiestan en las calles por la crisis sanitaria y económica que está produciendo la gestión del gobierno. Son los mismos que no ponían la menor pega a las manifestaciones de marzo. Se quejan los manifestantes del desamparo económico, sanitario y de las medidas de confinamiento y que por qué no se tomaron cuando se conocía la gravedad de la crisis sanitaria que se nos venía encima.

El gobierno alaba la gran gestión sanitaria y la capacidad de la misma, como la mejor de Europa y al mismo tiempo critica la gestión que se hizo en el pasado de la gestión sanitaria y la precariedad en la que se encuentra, ¿O estamos bien o mal? Los críticos acusan al gobierno de haber dejado desprotegidos a más de 50.000 de sus empleados sanitarios, por no haberlos dotado con el material de protección necesario, aunque el gobierno ha dicho por activa y por pasiva, que es el gobierno que más material sanitario ha suministrado a la población y a sus empleados de sanidad de toda Europa y de los que más a nivel mundial.

De todas formas me quedo con las homilías del sábado del presidente Sánchez, aunque no tenga nada que ver con sus actos y sus lamentos, de que el primer partido de la oposición no le apoye, pero él no va a criticar a ningún partido político y aboga por la concordia, es para volverse loco con sus valoraciones y contradicciones. Es capaz de pedir, o decir una cosa y la contraria, ahora entiendo las capas de maquillaje que le ponen en cada comparecencia en televisión. Lo que sí que cada día queda más claro, que la culpa es de todos menos de Sánchez y su gobierno… excepto de Lastra.

A.D.