El Ágora de Alhaurín

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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“Todo es ahora y todo está por venir”

Manolo García vuelve a los grandes escenarios con un concierto doble donde “Todo es ahora” y aquellos pájaros, siguen siendo de barro

Concierto de Manolo García, 16 Abril 2016 Auditorio Municipal de Málaga (5)
Foto: A. Doctor
“Todo es ahora y todo está por venir”

Las luces se apagaron y el auditorio entero aplaudía a las figuras que iban ocupando en silencio el escenario. Zachary Alford a la batería, Jack Daley al bajo y Mark Goldenberg. Gerry Leonard, su guitarra. Los primeros focos le iluminaban su rostro sereno, concentrado.  

“Todo es ahora”, no es un espectáculo normal ni simple. Ni el formato, ni el escenario. En realidad, nada en Manolo García es ordinario ni usual. Rockeros que parecían venir de otra época, amantes del flamenco y jóvenes, muy jóvenes. Parejas, enamorados, parejas enamoradísimas, abuelitos, señores, señoras, señoritas y grupos de amigos –de siempre o improvisados-, ya cantaban sus canciones horas antes del concierto, en las puertas del Auditorio municipal. Los seguidores de Manolo García -¡tan dispares!-, se conjugaban en una combinación heterogénea que vibraba con cada canción.

Concierto de Manolo García, 16 Abril 2016 Auditorio Municipal de Málaga (39)

Manolo García explica que en su cabeza bullían aquellas reuniones míticas de "guitarristas interplanetarios realizando pasajes magistrales todos juntos". Y quiso rodearse de unos músicos talentosos que antes de cubrir sus creaciones, ya habían trabajado junto a David Bowie, Lenny Kravitz, Bruce Springsteen  y junto a John Lennon.

El concierto se vertebraría en dos partes, diferentes. En la primera parte, los músicos le acompañaron en las canciones de sus dos últimos discos. Entonces Manolo García bajó del escenario. “Un hombre cabal he sido que procura no descomponer lo que toca; un hombre cabal he sido hasta que besé tu boca”, cantaba con fuerza el auditorio pero Gerry Leonard mantenía su rostro sereno, concentrado.

Concierto de Manolo García, 16 Abril 2016 Auditorio Municipal de Málaga (27)

Ya en la segunda parte del espectáculo, su banda habitual - formado por Ricardo Marín, Juan Carlos García, Albert Serrano, Iñigo Goldaracena, Charly Sardà y Alvaro Gandul - interpretó canciones de sus anteriores trabajos en solitario.

Carbón y ramas secas, Levedad, Sobre el oscuro abismo en que te meces. “¿Son antiguas?”, preguntaba. El cantautor barcelonés buscaba así la complicidad del público, de su público que había querido compartir con el músico el comienzo de esta gira tan especial. “Las repetiría 80.000 millones de años”, confesaba, rendido a los aplausos de sus fans. “Son mi compañía porque son vuestra compañía; son mi mundo porque son vuestro mundo”.

Insurrección, Nunca el tiempo es perdido... Y Pájaros de barro. Cantó Pájaros de Barro y algo en mi alma se estremeció al escucharla en sus labios. En directo, tan cerca, cerré los ojos, todos cantaban con él. Abrí los ojos y recordé aquella frase suya "si yo me divierto tengo la posibilidad de hacer felices también a los demás con mi música". Y miré al público y el público cantaba. Hasta la prensa cantaba y hasta me pareció que el personal de seguridad tarareaba tímidamente esos Pájaros de barro.

Somos buena gente; ¿y ellos, qué?

“Ante una hoguera que alimento con muebles de algún desalojo indecente me caliento junto al Correcaminos, Rompetechos y otros colegas. En fin, buena gente”. García, que se había vuelto a bajar del escenario, compartía con sus fans sus inquietudes políticas. “Somos buena gente”, recitaba, reinventando su canción.  “No somos gente ficticia; somos buena gente”, insistía. “Somos buena gente que paga sus impuestos”. Quiso el músico recordar que los impuestos han de pagarse para que tengamos “una sociedad más justa”, recitó, como si de un poema se tratase, que las prestaciones por desempleo y las ayudas en sanidad y en educación sólo son posibles si todos pagamos nuestros impuestos. “¿Y ellos, qué?”. Continuó el concierto hasta bien entrada la madrugada.

Después de regalar su cazadora tejana, de jugar con el micrófono, con su bufanda rosa, de divertirse cantando San Fernando y escuchando como sus coristas interpretaban Viernes, presentó a los músicos. Volvían a estar todos y Gerry Leonard sonreía. Manolo García se despidió deseando paz y felicidad. “Viva la música, viva la cultura y a los que dicen lo contrario –en funciones- que les den por donde pican los pepinillos”, añadió.